viernes, 12 de febrero de 2010

La enseñanza de los gigantes



Hará algunos años vi un programa de televisión dedicado a unos gigantes portentosos, los secuoyas rojos, debo decir que me impresiono y me fascino esa especie de árboles gigantes que pueblan los bosques de norteamerica, son los seres vivientes más antiguos del planeta llegando a vivir más de 2.500 años.

Estos árboles llegan a medir 125 metros de altura y crecen en bosques cerrados en los que por la altura de estos es difícil que entre la luz, su madera es ampliamente apreciada por su belleza. Pero lo que más me ha impresionado de estos super árboles es la forma en que la especie se mantiene viva por cientos de años.

En temporada de verano es común que se desaten incendios forestales que arrasan secciones completas de estos bosques y a pesar de que esta especie es muy resistente al fuego son muchos los ejemplares que se convierten en cenizas, es aquí donde entra la sabiduría del la naturaleza, este tipo de árbol se reproduce por medio de semillas contenidas en bellotas sumamente duras y que se abren y liberan sus semillas al secarse, pero al ser tan cerrados los bosques de esta especie la luz y el calor dificilmente secan estas bellotas que caen y quedan latentes en la tierra incluso por años.

Al desatarse el incendio el calor hace que estas bellotas se abran y liberen las semillas de la nueva generación de árboles que vendrán a sustituir a los gigantes que el fuego destruyo y que convertirán en el abono natural para esta nueva generación de gigantes, cerrando y a la vez iniciando el ciclo de la vida.

En estos días he pensado mucho en ese dato que se guardo en mi cerebro y trato de repetirme que debo aprender a ser como el secuoya, esta especie de phoenix vegetal, aprender a no tenerle miedo al fuego, no tener miedo a las pruebas ni a las dificultades ya que estas al final son las que provocaran que crezca y me renueve, puede ser que haya perdidas en medio de la prueba pero al final habrán brotes nuevos que traerán consigo nuevas actividades y experiencias.

Debemos (al menos yo) de aprender que el miedo no es opción, ni una forma de vivir.

2 comentarios:

*°·.¸¸.° Heidy °·.¸¸.°* dijo...

El fuego, aunque duela, nos purifica igual que se purifica el oro.

Todo en esta vida tiene su propósito, hasta el mismo fuego o tormenta!

Un abrazo

Ale dijo...

¡A perder el miedo! Un abrazo.