martes, 5 de mayo de 2009

El Daño y sus consecuencias.







Desde ayer hay un tema recurrente que me he encontrado en varios blogs, para ser exactos en el de Heidí, Andres, Palas y Alvaro. Ha sido como una epidemía y ahora mi blog también se ha contagiado, el tema es El Daño, como poder reparar lo que se daño, como tapar las cicatrices, como devolver lo que se perdió... creó que todos sabemos que una vez que se daño no hay vuelta atrás, lo único que quedá es esperar a poder perdonar a quien nos daño o ser perdonados por la persona que dañamos.

Aquí les dejo un par de historias que me vinieron a la cabeza a raíz de este tema.

Los Clavos


Ésta es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que, cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta. El primer día, el muchacho clavó 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos.

Descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos. Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día.

Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter. Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta. Su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo: has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves. Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero el modo en que se lo digas lo devastará, y la cicatriz perdurará para siempre. Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física.

Cuento Sufí

El saco de plumas

Había una vez un hombre que calumnió grandemente a un amigo suyo, todo por la envidia que le tuvo al ver el éxito que éste había alcanzado.

Tiempo después se arrepintió de la ruina que trajo con sus calumnias a ese amigo, y visitó a un hombre sabio a quien le dijo:"Quiero arreglar todo el mal que hice a mi amigo. ¿Cómo puedo hacerlo?", a lo que el hombre respondió: "Toma una bolsa llena de plumas de ave y suéltalas por donde vayas".

El hombre al cabo de un día las había soltado todas. Volvió donde el sabio y le dijo: "Ya he terminado", a lo que el sabio contestó: "Esa es la parte más fácil. Ahora debes volver a llenar la bolsa con las mismas plumas que soltaste. Sal a la calle y búscalas".

El hombre se sintió muy triste, pues sabía que eso era imposible.

El sabio le dijo: "Así como no pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, así mismo el mal que hiciste voló de boca en boca y el daño ya está hecho. Sé humilde y reconoce el daño pidiendo perdón a tu amigo, y jamás vuelvas a repetirlo".

Autor Anónimo.

3 comentarios:

*°·.¸¸.° Heidy °·.¸¸.°* dijo...

Rony, y es que el mal no se puede reversar.

Por eso hay que pensar bien antes de actuar, por que si lo hacemos ligeramente, puede que nos cueste mucho reparar los daños que ocasionamos

Excelente post.

Saluditos

Gerardo dijo...

Hola Ronald, la verdad me encanta tu blog, me parece genial este tema, y sobretodo las historias del post, en lo personal, tengo la esperanza en el cambio, y, porque no en un cambio mundial, el problema es que espero que la toma de consciencia no tarde demasiado, y, sea muy tarde después….Bueno cuídate!!!

XOXO: TICO SOCIAL

Gama dijo...

muy pero muy buenas reflexiones, la bronca es que ya llevo varios clavillos en la puerta jajaja!!!