viernes, 20 de febrero de 2009

MUCHAS GRACIAS!!!!!

O como diría Cerati en su famoso último concierto con Soda: GRACIAS TOTALES a todos mis seguidores, (claro así diciendo seguidores me siento como el Padre Minor o Zacarias), mejor dejémoslo en lectores, gracias a los que estan pendientes y se dan una vueltita para revisar si he posteado algo nuevo.

Gracias a todos los que entran ven y no dejan comentarios o me los hacen personalmente, gracias los que siempre me hacen algún comentario en el blog acerca de los fondos o las historias y gracias a las personas nuevas que han entrado en estos días, si les ha gustado sigan viniendo por este ciber-rinconcito y rieguen la bola por allí, que esa es la idea tratar de que la mayoria puedan tener un mensaje positivo en medio de la maraña de mensajes negativos que nos llegan cada día, de nuevo Gracias!









En este úlitimo fondo la ilustración es mía, una especie de experimento con las herramientas del Photoshop.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Cuestión de Actitud

Muchas veces nos dañamos más con nuestras actitudes frente a las situaciones que debemos afrontar que con la misma situación, perdemos la perspectiva y tenemos que cargar con más consecuencias que las que deberíamos, he aquí una pequeña historia que trata acerca del tema en cuestión.

LA ROCA, EL TALCO Y EL CARBÓN

Había un vez un trozo de roca común, un trozo de talco y un trozo de carbón en medio del desierto. Estaban conversando sobre sus cosas, cuando, de repente la roca habló.

- El viento es nuestro peor enemigo. La fuente de todos nuestros problemas. El siroco del desierto sopla cada día, lleno de rabia, y nos destruye poco a poco con su roce. Yo soy la mas dura de las tres. No me da miedo el viento y lo enfrentare sin ceder jamás. Soy la única roca de este desierto que tiene posibilidades de sobrevivir.

- Yo, en cambio - dijo el talco - soy la más débil de todas las rocas que existen en la Tierra y temo que la más leve brisa me desintegre, así que obtaré por enterrarme en la arena, evitando cualquier contacto con el exterior, sea pernicioso o no, pues no me arriesgaré a recibir daño alguno, y así sobreviviré para siempre.

- Por mi parte - dijo el carbón - yo no me siento ni tan fuerte como la roca, ni tan débil como el talco. Pero mi larga existencia me ha enseñado, que incluso el más fuerte de los vientos acaba por pasar. Así que me resguardare de él, bajo la arena, pero estaré atento para salir y disfrutar del sol cuando éste salga de nuevo.

Y sucedió que al día siguiente empezó a soplar un viento como nunca había soplado jamás en el desierto. Fue tan fuerte y tan largo que duró miles de años sin cesar un solo instante. Mientras, la roca, el talco y el carbón siguieron con su plan.

Al cabo de miles de años, el viento un buen día cesó. Y un grupo de comerciantes cruzaba el desierto con sus caravanas. Justo donde las tres rocas habían conversado miles de años atrás.
Ninguno de ellos pudo ver a la roca, puesto que se había desintegrado. Había intentando resistir al viento, sin ceder jamás y éste, con su fuerza, la moldeó hasta convertirla en arena, blanda y débil por encima de la cuál todos pisaban al caminar.

El talco, en cambio, había permanecido tanto tiempo enterrado, sin contacto con nada ni nadie, aguantando el peso de toda la arena del desierto sobre sus espaldas estoicamente, que acabó transformándose en una roca dura, rígida e insensible.

Finalmente los comerciantes encontraron entre las dunas una piedra inmensa que brillaba bajo el dorado sol, con una fuerza inusitada. Era el carbón, el cual había aprovechado todo el tiempo durante el cuál las circunstancias eran adversas, para crecer, aprender y prepararse para disfrutar del nuevo sol que seguro que algún día volvería a brillar sobre el desierto. Y así el carbón, al cabo de los años, se transformó en el más grande y precioso de los diamantes jamás encontrados.











martes, 3 de febrero de 2009

El frasco de Mayonesa y el Café

Este es uno de esos correos masivos que suelen llegar a nosotros, pero este en especial me llamó la atención y decidí compartirlo aquí con ustedes, por si acaso no les ha llegado hasta su e-mail, es un buen mensaje.


Un profesor delante de su clase de filosofía sin decir palabra tomo un frasco grande y vacio de mayonesa y procedió a llenarlo con pelotas de golf. Luego le preguntó a sus estudiantes si el
frasco estaba lleno.

Los estudiantes estuvieron de acuerdo en decir que si. Así que el profesor tomo una caja llena de canicas y la vació dentro del frasco de mayonesa. Las canicas llenaron los espacios vacíos entre las pelotas de golf.

El profesor volvió a preguntar a los estudiantes si el frasco estaba lleno, ellos volvieron a decir
que si. Luego...el profesor tomo una caja con arena y la vació dentro del frasco. Por supuesto, la arena lleno todos los espacios vacíos, así que el profesor pregunto nuevamente si el frasco estaba lleno. En esta ocasión los estudiantes respondieron con un 'si' unánime.

El profesor enseguida agrego 2 tazas de café al contenido del frasco y efectivamente llenó todos los espacios vacíos entre la arena. Los estudiantes reían en esta ocasión. Cuando la risa se apagaba, el profesor dijo:

DENSE CUENTA QUE ESTE FRASCO REPRESENTA LA VIDA

Las pelotas de golf son las cosas importantes,como Dios, la familia, los hijos, la salud, la pareja, los amigos, todo lo que te apasiona. Son cosas, que aún si todo lo demás lo perdiéramos y solo éstas quedaran, nuestras vidas aún estarían llenas.

Las canicas son las otras cosas que importan, como el trabajo, la casa, el auto, etc. La arena es todo lo demás, las pequeñas cosas. Si ponemos la arena en el frasco primero, no habría espacio para las canicas ni para las pelotas de golf.

Lo mismo ocurre con la vida. Si gastamos todo nuestro tiempo y energía en las cosas pequeñas, nunca tendremos lugar para las cosas realmente importantes, presta atención a las cosas que son cruciales para tu felicidad.

Juega con tus hijos, tomate tiempo para asistir al doctor, ve con tu pareja a cenar, practica tu deporte o afición favorita. Siempre habrá tiempo para limpiar la casa y reparar la llave del agua. Ocúpate de las pelotas de golf primero, de las cosas que realmente importan, establece tus prioridades, el resto es solo arena..

Uno de los estudiantes levantó la mano y pregunto que representaba el café. El profesor sonrió y dijo:

Que bueno que lo preguntas...Sólo es para demostrarles, que no importa cuan ocupada tu vida pueda parecer, siempre hay lugar para un par de tazas de café con un amigo.

lunes, 2 de febrero de 2009

Mar Adentro, La historia de Ramón Sampedro




El fin de semana vi la película Mar Adentro, quizá algunos la habrán visto, es una producción española en la cual se narra la lucha que libra un hombre por morir dignamente, si el tema es la eutanasia como una decisión de vida, como una medida extrema para poder recuperar la dignidad y libertad, es una película excelente con una temática que hace reflexionar en los principios morales, religiosos y sociales. Se las recomiendo a quien no la haya visto.

Aquí les dejo en las palabras del mismo Ramón Sampedro como inició su infierno, como el mismo lo llama, es parte de su libro Cartas Desde el Infierno, publicado poco antes de su muerte.

"Había mar de fondo. Hacía resaca en la costa. Estaba de pie al borde del pozo natural que formaban las rocas de la playa. Ensimismado, penaba en el compromiso de la noche. La chica me iba a presentar a sus padres. Creo que me estaba entrando el temor a la idea del compromiso matrimonial. Sin saber cómo me vi cayendo hacia el agua. No me había lanzado voluntariamente. Cuando iba por el aire me di cuenta que la resaca había retirado el agua. No había remedio. En la vida jamás se puede volver atrás. Choqué con el mar. Toqué con las dos manos la arena del fondo, pero no bastó la reacción para frenar la inercia. Vi la arena. No era posible evitar el choque de la cabeza. Con el ángulo que llevaba de entrada en el agua, lo lógico era tocar con la cara, pero un reflejo instintivo me hizo inclinar la cabeza hacia delante. La cabeza pegó en la arena. El cuerpo quiso dar el tumbo, pero la presión del agua lo impidió. Sonó un chasquido, como el romperse de unas ramas al pisarlas. Como un pequeño y desagradable calambre recorrió mi espina dorsal y el cuerpo entero. A continuación nada. Se había cortado para siempre la comunicación entre mi cerebro y su cuerpo. Me acababa de fracturar la espina cervical por la séptima vértebra.

Después del choque me quedé en el fondo, como un muñeco de trapo y los brazos y las piernas colgaban hacia abajo. El cuerpo comenzó a ascender hacia la superficie. Despacio, muy despacio. Yo intentaba moverlos, pero ellos seguían inermes, como si nunca me hubiesen pertenecido.

Mi cuerpo alcanzó la superficie. Cesó todo movimiento. Sólo me quedaba el pensamiento, que se movía por un espacio infinito y en blanco. Mis ojos miraban la imagen del cielo azul, claro y limpio.

Llevaba manteniendo la respiración desde el instante que me había caído al agua. Empecé a pensar que iba a ahogarme. Pasaban los segundos. Era como si el tiempo se deslizase con celeridad y el pensamiento quisiera llevarse grabado en la memoria, antes de morir, la historia del tiempo vivido.

Dicen, a veces, que cuando las personas sienten que van a morir les pasa por la cabeza como una película a gran velocidad todo lo acontecido, todo aquello que les ha marcado para siempre. Ésta fue, desde entonces, la frase que definió lo que estaba por llegar: para siempre.

Yo era marino mercante y las primeras imágenes que llenaron mis recuerdos fueron las de los puertos que había recorrido. Y la figura que destacaba por encima de todas ellas era la de la mujer que había penetrado, que me había poseído y que nunca más, nunca más, formaría parte de mi historia, o quizá sí, pero tomando el cuerpo etéreo de que están hechos los recuerdos.

Entre tocar el fondo y llegar a la superficie pasaron 30 segundos. Y un minuto y medio fue el tiempo que transcurrió en la superficie expulsando lenta, muy lentamente, el aire acumulado en los pulmones. En aquel instante - yo no lo sabía, pero dicen que la persona que se ahoga, después de expulsar todo el aire de los pulmones, tiene una muerte instantánea, muy dulce-, si hubiese intuido la vida que me esperaba, habría inspirado la tantas veces acariciada agua de mar.

Y de repente aparecieron los puertos de Holanda, Maracaibo, Nueva York, y se fundieron, dolorosamente, las mujeres que había amado, y surgieron los recuerdos de mi infancia. Aquellos que habían contribuido a hacerme hombre. ¿Hombre? – me pregunto ahora, pero ahora han pasado 27 años-. Aparecieron los verdes de mi tierra, las vaquiñas mansas, el rostro tan dulce de mi madre, la autoridad paterna y la ternura de mi tía y de mi abuela. Recordé su paciencia, sus caricias, y también apareció el rostro de aquel profesor que en la escuela nos pegaba.

No hay palabras para definir todas las imágenes que recorrieron mi mente en aquel minuto y medio. Es como si la facultad de recordar saliese del cuerpo, anduviera 8
sobrevolando todos los lugares amados: el prado, el río, la gente, la niña con la que jugabas entre el maizal, el recodo del río donde te bañabas desnudo. Tal vez fuese el deseo del hombre de toparse de nuevo, de poder sentir y tocar la naturaleza. No sé a qué se deberá esa extraña sensación, quizá al deseo de la materia de volver siempre al principio.

De repente noté que alguien sujetaba mis cabellos y me levantaba la cabeza para preguntarme:
-¿ Qué te pasa?
Se llamaba Manuel.
-No sé, sácame de aquí- respondí.

Cuando me sacaron del agua mi primera sensación fue la de que mi cabeza pesaba enormemente. No entendía nada. Me tumbaron boca arriba y contemplaba el cielo azul que antes se me había pasado por los recuerdos. Nita de Vilas me pellizcaba las piernas y las manos, y me preguntaba:
-¿No sientes nada?
Esa fue la primera vez que comencé a ver a los seres humanos desde abajo. Me metieron en un coche y me llevaron al circuito medico y continué viendo como fantasmas las caras de las personas. Desde abajo. Desde la camilla. Desde la cama. Ahí es donde empecé a contemplar el mundo desde el infierno. Parece que siempre veía a la gente allá arriba... Uno quiere levantarse, ponerse a su altura, en el lugar que había abandonado unas horas antes. Y tomas conciencia de que eso nunca jamás podrá ser.

Después de 3 meses de deambular por entre vericuetos de la ciencia, buscando el equilibrio perdido, pasa el tiempo y tomas conciencia de que no puedes encontrarlo. Nunca jamás. Ni puedes morirte, ni volver atrás."